La biblioteca pública nos abrió las puertas para tener un Club de mamás
Al construir el Club de historias para mamás ocupadas en la modalidad presencial, supe que convocar a un grupo de mujeres para sumarse a este proyecto sería un desafío interesante.
La primera tarea para dar el paso a la modalidad presencial fue hacerse de un lugar público con las comodidades o condiciones necesarias para reunirnos. Tenía que ser un sitio con sillas o asientos, energía eléctrica, una mesa o varias mesas y con la disponibilidad para que podamos hacer uso del espacio dos veces por semana. Llegué a la biblioteca pública municipal “Andrés Fábregas Roca” de la colonia 24 de junio por recomendación de mi hermana. Cuando le mencioné que andaba en busca de un espacio para hacer el Club de historias para mamás ocupadas me sugirió ir a ver la biblioteca que era prácticamente nueva, fue inaugurada en el año 2020 en plena pandemia.
Hice el plan de lanzamiento de manera similar al que realicé para la modalidad virtual, la diferencia era que además de la estrategia digital agregué la parte física con carteles colocados en lugares de gran tránsito de personas.
A la par del lanzamiento de la convocatoria en las redes sociales, me acerqué al jardín de niños “Romeo Rincón Castellanos” de la colonia 24 de junio, este kínder está a un costado del parque de la colonia y justo detrás de la biblioteca, mi intención era colocar un cartel en la puerta interior de entrada y también solicitar la autorización de invitar de viva voz a las madres de familia.
Busqué a la directora, Edaly Urbina Cruz, en dos ocasiones, hasta en la segunda visita pude hablar con ella para exponerle mi petición de invitar a las mamás. La directora al principio se mostró renuente, comentando que no veía la utilidad del proyecto para su escuela, al explicarle los beneficios de involucrar a las mamás en el proceso lecto-escritor de los infantes, accedió a permitirme hacer la invitación en la junta de padres de familia del tercer grado. Por lo que, asistí a la junta que tuvo lugar al día siguiente de hablar con la directora, ésta se efectuó en el pasillo de entrada al jardín de niños “Romeo Rincón Castellanos”, se presentaron 24 padres de familia, en su mayoría mujeres. Pude invitarlas de viva voz, y pedí a las dos maestras de tercer grado que compartieran en sus grupos de WhatsApp la invitación. Obtuve el permiso de la directora de colocar el cartel del Club al interior del kinder. De este encuentro no hubo ninguna madre que se acercara o se inscribiera al Club.
También me acerqué a la escuela primaria “Cuauhtémoc”, ubicada entre las colonias 24 de junio y Los Manguitos. Hablé personalmente con el director, el profesor Gilberto Gutiérrez, quien me respondió que iba a conversar con los profesores de los primeros grados de la escuela sobre mi proyecto y mi solicitud de permitir convocar a las madres de familia. No me permitió colocar el cartel ni hablar personalmente con los maestros. Me indicó que en el transcurso de la semana me daría una respuesta. Posteriormente, intenté contactarme con él vía telefónica y por WhatsApp, pero no respondió ni atendió mis llamadas.
Más tarde supe que ambas instituciones escolares habían tenido algunas dificultades en el pasado y primordialmente con la etapa de pandemia, es por ello la reserva de sus directores para abrir los espacios para proyectos extraescolares.
Después de todo el recorrido por el marketing digital, las visitas a las escuelas y la publicidad tradicional, la convocatoria llamó la atención de mujeres madres de familia de la colonia 24 de junio y alrededores. El cometido se estaba cumpliendo. Íbamos a tener Club de historias para mamás ocupadas en la biblioteca y ¿qué mejor lugar? rodeadas de libros y en un sitio cómodo para todas ellas por la cercanía a sus hogares. Este fue un inicio prometedor que no decepcionó, para regocijo de todas las mujeres que se integraron.
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