Cuatro chicas con una misión

 Ensayo

Del documental "Las niñas de la crisis climática", DW.

Crisis hídrica, climas extremos, incendios, contaminación, residuos plásticos en suelo y agua, y la lucha de una nueva generación por cambiar no solo su futuro, sino también el presente. Cuatro países, tres continentes, cuatro problemáticas relacionadas con el calentamiento global y cuatro niñas que nos muestran que no importa el tamaño de tus acciones, para bien o para mal todas tienen consecuencias. Este documental fue producido en el 2021 por el canal Deutsche Welle  y se encuentra en Youtube. Si después de verlo no crece en ti una urgencia por modificar tus hábitos de consumo, como mínimo, no sé qué nos deparará el día de mañana.

Sus cerebros no han crecido junto con ellos, eso son los adultos, así sentencia Gagan de la India (12 años), quien ha sufrido en carne propia los efectos de la contaminación del aire, la salud de sus pulmones se ha visto comprometida y ella comienza a preguntarse ¿qué se necesita para combatir la contaminación? Intenta convencer a su vecino y amigo de que se una a su causa de promover la agricultura orgánica como la mejor opción contra la contaminación en su ciudad.

La mirada de impotencia de Fatou de Senegal (14 años de edad) porque no hay agua para los animales de su granja debido a la sequía: África del norte tiene cada vez más zonas desertificadas, acuíferos deprimidos imposibles de recuperar, y una mayor demanda de agua para consumo humano. A esa edad debería preocuparse solamente por sus deberes escolares y no de cómo conseguir agua todos los días.



Agricultores del plástico, un término que no se oye en este lado del mundo, sin embargo, es común en los países asiáticos a donde llegan todos los desechos de los países occidentales. El paisaje ha sido intervenido por plásticos, residuos acumulados en granjas en los que ya no se cosechan legumbres sino montañas de plásticos. Nina de Indonesia (12 años) quiere que el mundo sepa que su país ha sido invadido por los residuos plásticos que vienen de países industrializados. Le escribió una carta a Donald Trump cuando fue presidente de E.E.U.U diciéndole: “Llévense su basura”.

La gran barrera de coral y la mina de carbón más grande del mundo muy cerca la una de la otra, suena absurdo, como absurdas son las decisiones del Estado-nación y de las corporaciones transnacionales para obtener el bien que más aprecian: el dinero, so pretexto de ofrecer un medio para obtener energía: el carbón. Sabyah de Australia (11 años) sabe que los océanos son los ecosistemas que más recienten los efectos negativos del cambio climático. Esperanza y una sonrisa son su manera de acercar a sus compañeros al mensaje de conservación.

Desigualdades, naturaleza y los llamados recursos naturales [término tecnocrático]: agua, tierra, seres vivos, minerales, combustibles fósiles. Cuatro niñas desafían los convencionalismos de sus propias culturas para demostrar que basta una voz fuerte para mover las aguas del conformismo y el desdén. Las diferencias en comportamientos y actitudes se relacionan con los niveles de complejidad en las sociedades (Mintz 1996, p 166), cuando las ideas se expresan y utilizan para cambiar los fenómenos culturales y el uso de objetos materiales no se debe esperar que solamente pueda venir de arriba, de los poderes hegemónicos, también desde abajo se puede esperar un cambio en el sistema local.

Riqueza-pobreza, capital-desigualdades: dualidades en pugna

A las niñas se les dice que no intervengan en conflictos, que no interrumpan a los adultos, no obstante, Nina, Sabyah, Fatou y Gagan deciden ser obstinadas y actuar ante lo que saben es un peligro local y global. Ulrick Beck los llamó peligros ocasionados por el daño ecológico ocasionado por la riqueza o por la pobreza y en estas cuatro historias puede verse la disparidad económica y social del horizonte del globalismo (2004, p 89 y 91).

17 litros de agua dulce se requieren para la fabricación de una botella de agua. Millones de botellas son producidas diariamente, y su destino final a nadie le preocupa. Los plásticos ocasionan problemas de salud como diabetes, infertilidad y cáncer de mama. El sistema roza-tumba-quema provoca la pérdida de nutrientes en los suelos, además de contaminación del aire que daña la salud de las personas. El 30% de las emisiones de CO2[1] son provocadas por el carbón; las micro-algas marinas se llenan de sustancias toxicas y los corales las rechazan provocando su propia muerte. Ante este escenario podemos recordar lo que expuso Sydney Mintz:

Nuestra relación con la naturaleza ha estado marcada prácticamente desde el origen de nuestra especie, por las transformaciones mecánicas gracias a las cual es los materiales se doblegan para ser utilizados por el hombre y se vuelven irreconocibles para los que conocen su estado natural. Hay quienes dirían que son esas transformaciones las que definen nuestro carácter de seres humanos. (1996, p 21)


Estas cuatro historias de activismo ambiental no están desconectadas una de la otra,  también se lo preguntó Mintz al hablar de la producción de azúcar (1996, p 14): cómo se interconectan, se entrelazan, el mundo exterior y el mundo europeo, en la que se incluye el ejercicio del poder económico.

Para responder esto podemos voltear hacia los países industrializados, hacia las empresas transnacionales, y observar como la globalización es este tejido en el que se crean vínculos y espacios transnacionales (Beck, 2004, p 36), una globalización ecológica y económica en la que es más barato enviar la basura a otros países que lidiar con ella en el propio país (Lioman, 2022, s/p); en la que destruir la barrera de coral puede hacerse en nombre de los beneficios obtenidos de los combustibles fósiles; en la que el agua es para quién puede pagarla porque los pobres no tienen derecho a ella o la agricultura tradicional es la más usada porque es la más asequible para los productores aunque conlleva al deterio ambiental.

1,318 multinacionales controlan directa o indirectamente alrededor de 43 mil compañías que generan el 60% de las ganancias globales (PUEC UNAM, 2024, 15m14s) en una asimetría económica cuyas consecuencias no son estimadas entre sus números bursátiles; puede observarse cómo se impone un globalismo en el que los estados-nación pierden su función principal como reguladores de marcos júrídicos, sociales y ecológicos, Ulrich Beck le llamará imperialismo de lo económico, en donde las condiciones son impuestas por las empresas (2004, p. 32).

Es esta una especie de colonización económica inversa en la que los países industrializados occidentales no se llevan las riquezas de los países colonizados, ahora les envian sus desechos, les venden la basura que no quieren o no pueden procesar. El imperialismo de la basura le llama María Fernanda Solís de la Universidad Andina Simón Bolívar, y es un escenario desastroso para los países como Indonesia que reciben la basura etiquetada como materia prima para disfrazar el contenido (Lioman, 2022).

Los países industrializados ganan, las empresas ganan y nos hacen creer que generan empleos en los países que colonizan bajo un complejo de dependencia, una colonización fundada psicológicamente (Césaire, 1950, p 30) en la que los estados-nación creeen que ganan y el resto de la sociedad pierde. Si alguien osa en rebelarse, cuidado, se trata de un comportamiento neurótico, de una locura colectiva (p 31) y los que se rebelan serán los chivos expiatorios sacrificados.

En esta ideología del dominio de mercado como un proceso cultural dominante, activismos ambientales como el de las cuatro niñas del documental pueden ser inscritos en lo emergente, en la que hay una toma de conciencia en una nueva clase, de una nueva formación cultural (Williams, 1971, p 146), y también las desigualdades sociales son evidentes en los cuatro casos que muestran que la acción climática es una emergencia en este punto del siglo XXI, y aunque los discursos hegemónicos nieguen el calentamiento global el movimiento emergente de personas como estas niñas ponen de manifiesto que se puede y debe poner oposición.

El activismo ambiental como un movimiento emergente para defender el mayor bien que nos queda: el hogar, este hogar no solamente en su configuración espacial o territorial, es el hogar como experiencia vivida, tal como dice Avtar Brah (2011, p 223):

Sus sonidos y olores, su calor y su polvo, sus templadas noches de verano o la excitación de la primera nevada, las estremecedoras noches de invierno, los sombríos cielos grises al mediodía… todo esto, mediado por la cotidianeidad históricamente específica de las relaciones sociales. En otras palabras, la diversa experiencia de los dolores y los placeres, los miedos y las satisfacciones, o los altibajos y la monotonía de la cultura vivida día a día.

El bendito suelo que pisamos y las personas con las que compartimos el aire en este planeta, el terruño donde estas niñas pasan su infancia y juventud es más un terruño que perciben como propio, un terruño simbólico (Hirai, 2009, p. 96-97) que necesita ser defendido.

Nuevas prácticas, nuevos paradigmas

En Indonesia, Nina envía una carta al gobierno de Donald Trump para exigir que dejen de mandar la basura de E.E.U.U a su país, como respuesta recibe un ofrecimiento a integrarse a una organización norteamericana pero nada de deterner el envío de basura. Decepcionada, Nina decide usar otra estrategia. Investiga sobre las granjas de plásticos, encuentra que los responsables no saben qué sucede con las escamas de plástico, solamente saben que se va a China a producir más productos.

Con sus amigas acude a recoger residuos plásticos que ensucian las playas, y analiza en el laboratorio a los peces, peces que son consumidos por las personas, encontrando microplásticos en su interior. Este hallazgo lleva a Nina a solicitar mediante una carta-petición a la canciller alemana, soluciones al envío de basura. Además en su escuela prepara junto a sus amigas una exposición sobre los residuos plásticos y la contaminación.

En Senegal, Fatou visita en otra comunidad una casa que cuenta con un sistema de captación de agua de lluvias y un tanque de recolección. Maravillada visualiza una solución al problema de su comunidad y a su propio problema de convertirse en una estudiante regular, tiene el sueño de ser doctora/médica, objetivo que se ve complicado de conseguir si no logra ocuparse del problema de la escacez de agua: para poder estudiar necesita dejar de pasar horas buscándola. Se interesa en la siembra de lluvia con el tanque de agua porque implica que pueden plantar sus alimentos y tener agua disponible para los animales de su granja, sin tener que recorrer grandes distancias y perder muchas horas del día en la búsqueda del agua. Decide que quiere hablar en un programa de radio para poder llegar a alguna persona que pueda ayudar.  

Gagandeep en la India intenta convencer a su amigo Punyab de la agricultura orgánica como opción para terminar con la contaminación del aire en su comunidad. Su amigo se resiste porque el uso de agroquímicos y la quema de la broza o rastrojo es una práctica muy arraigada y les ahorra tiempo. Punyab constata los beneficios del cultivo orgánico, pero aún así no cree en el cambio de prácticas de los campesinos. Gagan se propone convencer a su amigo y mediante una manifestación mostrar el problema y la solución a los agricultores de su localidad. En su escuela organizan un festival donde los estudiantes expondrán sobre la contaminación del aire para que no haya más quemas agrícolas.

En Australia, Sabyah se une a otros niños y niñas en la carretera para mostrar a los autobuses escolares y automovilistas pancartas y dar un mensaje de oposición a la construcción de Adani, la mina de carbón más grande de su país, visita un campamento de activistas que protestan contra la mina, aprende sobre el cambio climático y visita con ellos la mina de carbón.

La globalización económica entremezcla al Estado y las transnacionales mientras excluye a los otros actores de estos ensamblajes económicos y políticos, para Saskia Sassen se trata de una «narrativa de la negación», es una narrativa masculinizada porque es promulgada, construida y legitimada en términos masculinos a través de microprácticas culturales (2003, p. 83); las decisiones son tomadas por el Estado, influido por el capital, pero las consecuencias de esas decisiones nos afectarán a todos.



Para Ulrich Beck es díficl elevar la voz contra el poder global del mercado mundial, sobre todo cuando este poder gobierna nuestros cerebros paralizando toda actividad que pueda tener la intención de acabar con él (2004, p 31). No es nada fácil enfrentarse al mundo siendo mujer, siendo una niña menos, y quitarse ese velo de invisibilidad impuesto por la familia, la sociedad y por el patriarcado para hablar de conservación, medio ambiente y crisis climática es el desafío más grande.

En el documental vemos que las condiciones sistémicas de algunas regiones del mundo ha conducido a lo que Sassen llama la feminización de la supervivencia (2003, p. 53), mujeres formando parte del sector asalariado de infimos ingresos, sin sindicado, sin prestaciones, sin derechos laborales, obteniendo el sustento en diversas labores, como agricultoras del plástico o en la manufactura de ropa de moda, conocida como fast fashion. Este es el presente y es lo que podría esperarles a niñas como las del documental, cuyo futuro se vuelve incierto ante este panorama de crisis climática.  

Al ver a estas cuatro niñas surge la pregunta: ¿las mujeres debemos liderar el consumo responsable y la lucha contra el calentamiento global? “El cuerpo femenino se asocia completamente con la naturaleza y ambas, por su condición de propiedad pasiva de los hombres, están abiertas a una mirada penetrante a intransigente”, expresa Paula Soto-Villagrán (2022, p 59). A dónde se haya posado esa mirada del hombre, en cualquier punto del globo, hay subyugación, explotación o destrucción.

Para la pregunta anterior, la respuesta es sí, completamente. Iniciativa, valentía y compromiso son imprescindibles para mostrar y promover propuestas acordes a una realidad que rebasa cualquier ficción distópica. Estamos cerca del punto de no retorno para conseguir que las consecuencias de la actividad humana se detengan.

La lucha contra el cambio climático comienza hablando a otros del problema, hacerles ver que el precio por pagar es muy caro y es para todos. Observar el paisaje, observar que la naturaleza es muy sabia y nos devolverá lo que le hacemos. Intervenir. Después de todo, el planeta no irá a ningún lado, permanecerá aquí a pesar de lo que hagamos, sin embargo, nosotros somos los que dependemos de su salud. Intervenir. Quedarnos de brazos cruzados hoy significará ahogarnos en plásticos, contaminación y otros fenómenos climáticos consecuencia de las acciones humanas. Intervenir y actuar ante la crisis climática, eso es la tarea pendiente de la humanidad.

¿Qué tiene que suceder para que nos tomemos tan en serio la crisis climática como nos tomamos la pandemia? Pregunta una de las protagonistas del documental. Lo cierto es que las acciones dispersas y de corto plazo no garantizan que vayamos a parar la crisis climática mientras sostengamos prácticas cotidianas enmarcadas en un contexto de desigualdades sociales profundas (edad, género, religión, condición económica, entre otras) que conllevan a seguir consumiendo y alterando los gravemente alterados ecosistemas y a la degradación ambiental global.

Concuerdo con Beck (2004, p. 36) cuando señala que todas las catástrofes afectarán a todo el mundo y que todos debemos reorientar y reorganizar nuestas vidas y nuestros quehaceres, y agregaría que debemos aceptar que el estado-nación y las transnacionales serán los últimos en cambiar el rumbo, si es que lo hacen, de las políticas y configuraciones económicas de producción y consumo, por lo que al resto de seres humanos nos tocará la tarea de crear nuevas estructuras de resistencia en las que se incluya el rechazo al consumo de plásticos y combustibles fósiles y exigir nuevos modelos de gestión de agua, territorio y nuevos modelos urbanísticos que causen menos estrés al entorno natural. Y tal vez eso ni siquiera sea suficiente.

Quiero pensar que todavía estamos a tiempo para detener las consecuencias de la actividad humana, quiero ver en todas las niñas de este planeta: la esperanza de Sabyah de Australia, la osadía de Nina de Indonesia, la determinación de Gagan de la India y la bondad de Fatou de Senegal, porque seguiré creyendo que las niñas y mujeres debemos tomar el liderazgo y enfrentar a la amenaza masculina global que pretende destruir lo que no nos pertenece a los seres humanos: el planeta y todo lo que habita en él.

Referencias

Beck, Ulrich (2004) ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización. Paidós Ibérica. Barcelona.

Brah, Avtar (2011). Diáspora, fronteras e identidades transnacionales (Capítulo 8). En: Cartografías de la diáspora. Identidades en cuestión. Madrid: Traficantes de sueños. 209-240. https://traficantes.net/sites/default/files/pdfs/Cartograf%C3%ADas%20de%20la%20diáspora-TdS.pdf

Césaire, Aimé (1950). Discurso sobre el colonialismo. Madrid: Akal. 13-45 y 85-93. Recuperado de: https://enriquedussel.com/txt/Textos_200_Obras/Filosofia_liberacion/Discurso_colonialismo-Aime_Cesaire.pdfHall, Stuart (2005). La importancia de Gramsci para el estudio de la raza y la etnicidad. Revista colombiana de antropología. 41, 219-257. http://www.scielo.org.co/pdf/rcan/v41/v41a08.pdf

Hirai, Shinji (2009). Economía política de la nostalgia. Un estudio sobre la transformación del paisaje urbano en la migración transnacional entre México y Estados Unidos. Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (Colección Estudios Transnacionales), México. pp. 47-104.

Lima, Lioman (2022). “Imperialismo de la basura”: por qué América Latina se ha convertido en el “nuevo basurero de Estados Unidos. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-59874573 [Fecha de consulta: 10/04/2024]

Mintz, Syndney (1996). Dulzura y poder. El lugar del azúcar en la historia moderna. México: Siglo XXI.  Recuperado de: https://mochig57.files.wordpress.com/2015/09/dulzura-y-poder-sidney-w-mintz-1996.pdf

PUEC UNAM. [Delgado, Gian Carlo]. (19 de marzo de 2024). ¿Y qué hay de la ecología política urbana? [Archivo de vídeo]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=XDQI5p8yGyw&list=PLWH92WorSNtk46D7X2N9nQQ3M_BRGKxmS&index=5

Sassen, S. (2003). Contrageografías de la globalización. La feminización de la supervivencia. En Contrageografías de la globalización. Género y ciudadanía en los circuitos transfronterizos. pp. 49-80. Madrid: Traficantes de sueños.http://www.acuedi.org/ddata/9217.pdf

Soto-Villagrán, Paula (2022). Paisajes del cuidado en la Ciudad de México. Experiencias, movilidad e infraestructuras. Íconos - Revista De Ciencias Sociales, (73), 57–75. https://doi.org/10.17141/iconos.73.2022.5212

Von Bernstorff, Irja [DW Documental] (23 de diciembre de 2021). Las niñas de la crisis climática [Documental]. Deutsche Welle Documental, Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=di_qKC_4r0Q

Williams, Raymond (1971). Marxismo y Literatura (caps. 6-9). Buenos Aires: La cuarenta. 129-158. Recuperado de: https://proletarios.org/books/Raymond-Marxismo_y_literatura.pdf 



[1] Dióxido de carbono. Uno de los gases del efecto invernadero. Sus altas emisiones actuales, debido a la actividad humana, es una de las causas del calentamiento global.

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